Revista Chiapas

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Nutrición desde la infancia

Revista Chiapas febrero 10, 2014

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- La edad preescolar abarca desde el primer año de vida hasta los seis años de edad, mientras que la etapa escolar comienza a los seis años y termina a los doce o al comienzo de la pubertad. Estas etapas suelen considerarse un periodo de crecimiento latente en comparación al crecimiento que se presenta durante  el primer año de vida y la adolescencia, siendo esta última la segunda etapa de crecimiento y desarrollo en los seres humanos.

A pesar de esta disminución en la velocidad de crecimiento, la edad preescolar y la escolar consisten en fases de intenso crecimiento social, cognitivo y emocional, por lo cual, la formación de hábitos alimentarios y estilos de vida adquiridos desde estas etapas repercutirán en gran parte a lo largo de la vida del individuo. Es por ello que he sostenido que el trabajo nutricio, profesional y familiar, debe de realizarse desde esta edad. Si esto se realizara de manera habitual, se evitarían un sinfín de patologías provocadas por una mala alimentación o mal estilo de vida, como desnutrición, anemias, obesidad, diabetes Mellitus, algunos tipos de cáncer, hipertensión arterial, al igual que enfermedades coronarias, entre otras.

El conocimiento de una buena alimentación y un estilo de vida saludable debe ser fundamental y de suma importancia para el personal de salud, padres de familia y educadores de las diversas instituciones en donde los infantes puedan tener una frecuente relación social (escuelas, colegios).

La velocidad de crecimiento tiende a disminuir considerablemente después del primer año de vida, lo cual se traduce en una disminución del apetito y en algunas ocasiones la pérdida de peso, más, el incremento de distractores emocionales, sociales o tangibles en su alrededor.

Mediante una dieta completa, variada, equilibrada, inocua y suficiente es posible cubrir los requerimientos nutrimentales. Las recomendaciones de energía se hacen respecto al metabolismo basal, la actividad física y la tasa de crecimiento. El aporte energético y de proteínas de la dieta deber ser suficiente para asegurar un buen desarrollo y crecimiento, así como la inculcación hacia un buen estilo de vida.

Aproximadamente en el primer año de vida la recomendación energética es de 800 a 1000 calorías. A partir del tercer año de vida esta recomendación ronda entre 1300-1500 calorías, más el factor de actividad realizado por el infante. De los 4-6 años el requerimiento energético pueda calcularse de manera rápida con 90 calorías por kilogramo de peso.

Los datos anteriores son netamente aproximaciones, por lo cual se está sujeto a cambios respecto a las necesidades del niño. Lo ideal es que como padre de familia, se consulte al especialista en Nutrición, para obtener el requerimiento calórico necesario, hacer un plan de alimentación sobre ese mismo, y conseguir una buena alimentación y estilo de vida saludable.

Es importante el ámbito familiar para la realización de una alimentación correcta, el impulso hacia el ejercicio y la actividad física debería de implementarse desde casa, así los integrantes en edad preescolar y escolar de la familia, optarían por la realización y adquisición de los buenos hábitos.

No es normal que una persona de esta edad, se encuentre decaída, con poca actividad y plena quietud, los niños menores tienden a creer que son el centro del universo, creen que lo que hacen, es la mejor manera de hacerlo y desean que los demás hagan las mismas cosas a como ellos lo realizan. Los hábitos de nosotros los adultos, en su gran mayoría son adquiridos por los menores, entonces enseñar buenas acciones alimentarias es una llave al éxito para  un buen estilo de vida.

Concluyo:

“Que la comida sea tu  alimento, y el alimento tu  medicina”. –Hipócrates.

Daniel Iván Villalobos Agustín.
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Asociación Mexicana de Estudiantes de Nutrición.

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